"Word Therapy" para el bienestar


Word Therapy es la inmersión verbal, emocional, como método para liberarnos de resistencias y ser capaces de elaborar un discurso de arte/un discurso profesional, más allá de la cotidianidad  en la que nos movemos  desde nuestro “yo” primero, más allá de la que conocen los que han venido a vernos, de los que esperan un mensaje nuevo, un ámbito nuevo que les regalaremos desde nuestro “yo” renovado”, nuestro segundo “yo”, ése que nunca exhibiríamos en contextos cotidianos, pero que deseamos construir para sentirnos completos. Ésta metodología hará que nos sintamos completos, que tengamos lo que buscábamos para encontrar una plenitud que la vida ordinaria no permite.

Los actores, los conferenciantes los que públicamente dictan una ponencia, lo  hacen desde la certeza de haber construido desde el arte, algo sólido y trascendente que no poseían, y que no les habría permitido enfrentarse al público, al miedo a lo desconocido que no es otra cosa que “miedo escénico”.

1.- Vamos a comulgar la palabra como imagen.

2.- No es la palabra como  portadora de un significado denotativo, primario…

3.- La palabra en su significados más recóndito… connotando.

4.- La palabra que deja huella en la mente, que procede del arte, que nos llega en un contexto de arte, en una “forma”, en orden, no como sucede con las palabras que forman parte de nuestras emociones privadas, y que se conducen desordenadamente, aunque logren  marcarnos con  emoción, que no será “emoción pública” hasta que la liberemos en orden artístico, es decir: tal y como entro procedente del arte, de los ejemplos del arte.

5.- Ésa es la palabra que respiraremos (aprenderemos a respirar), la palabra que vamos a hacer entrar en nuestro cuerpo.

6.- Ésa es la palabra que luego “distribuiremos” entre los que nos esperan todo de nosotros, nos miran, nos juzgan.

7.- Cargaremos nuestro cuerpo de esas palabras/imagen.

8.- Esas imágenes nos dejarán repletos, hasta que tengamos necesidad de hacerlas nacer.

9.- Son palabras que pueden secuestrar nuestra mente, por tanto podemos quedarnos prisioneros en ellas, abandonando toda inútil resistencia… Se trata de conseguir que abandonemos las resistencias que había en nosotros antes de comenzar cada una de las sesiones; las resistencias que nos impiden crear libremente personajes, reconocernos libremente a nosotros mismos.

10.- Todo este material irá abundando, agrandando y dando forma a las emociones que llamamos privadas y que de nada servirían para lograr un impacto entre quienes nos observan (el público, el cliente, el que asiste a escucharnos) dado su carácter psicológico/psicologizante que solo haría que quienes nos observan pudieran pensar que nos sucede algo de carácter real y privado que no resulta de su interés, algo que a quien observa le parece un “problema personal” nuestro, y no un acto conformado por el arte. Sólo el arte logra que lo que trasladamos al auditorio llegue como verdad artística, objetiva, soberana… capaz de emocionar a quien la escucha ya que no se trata de que sea capaz de emocionar a quien la “sufre”. Eso nos conduciría a la psiquiatría, y no a la fascinación en público y pública de quienes esperan (los espectadores, ”esperan”) saber más de lo absoluto, de la belleza, de lo que ellos desconocen…

11.- Maceradas en nuestro interior como verdades públicas, verdades del arte, como si de una transformación “química se tratara” las dirigimos al público, que arde en deseos (ceremonial) de saber lo que vamos a decirles, de ver nuestra “nueva” forma de comportarnos… Nuestras verdades públicas, verdades del arte, harán que el espectador quede satisfecho, harán que se emocione él, que se interese él, que es a lo que hemos ido como artistas, como predicadores, como conferenciantes… A interesar a los demás, no a mostrar “nuestro” interés.

12.- Hagámonos una pregunta elemental:
a) ¿Para qué íbamos a dar de comer un alimento que es común, cotidiano, ordinario y hasta vulgar? Eso ya lo llevan los espectadores antes de entrar a vernos.
 b) ¿Para qué íbamos a hacer partícipes de nuestro dolor privado (nuestras emociones privadas, nuestra forma de ser privada)?  ¿Para trasladar al público una experiencia sicológica, asfixiante (que solo a nosotros atañe), una  experiencia que  solo a nosotros  abruma, interesa o deprime? Nadie ha ido a vernos, escucharnos en  función de nuestra cualidad de personas comunes, de personas inseguras.

13.- Las palabras han de ser –ya convertidas en arte– consuelo, medicina para quienes las escuchan; han de ser la “verdad” que esperaban escuchar… Alguien les dijo antes de que vinieran a ver nuestra “actuación”, nuestra “exposición”.

“Hoy vendrá a hablarnos, a interpretarnos… alguien que va a resultarnos  fascinante, alguien que tiene cosas muy importantes que decirnos ”.  

¿Cómo iba a suceder eso si todo nuestro equipaje es de palabras comunes, si  todo lo que sabemos hacer es presentarles  nuestro pobre  “yo”?:

- Que no es el personaje que esperaban;
- Que no es el mensaje que ansiaban oír, como solución a sus problemas.

Nuestras palabras serán y tendrán carácter sagrado en un contexto de ceremonia, asimismo sagrado; nuestro mensaje será el mensaje elaborado en esa otra parte de nosotros mismos (nuestro segundo “yo”, libre de resistencias vulgares, capaz de hacer que quien escucha sienta la superioridad de nuestro discurso, de nuestra actuación… Porque sea como fuere (escenario o auditorio) lo que nosotros hacemos es interpretar un personaje:

- Ya proceda del repertorio universal del teatro;
- Ya proceda del “repertorio” de la propia vida.

Nosotros somos “personaje” cuando estamos ante ellos, fuere alguien como Hamlet, fuere alguien como el personaje que hemos construido a partir de nosotros mismos, un personaje que en la rutina diaria jamás inrterpretaríamos, llena como está de lo común, de lo vulgar, de lo que ya conocen.

*Estrategia a seguir para actores

El Maestro induce al candidato hasta que logra partiendo de la respiración ir alimentándose, poco a poco, de las verdades verbales que configuran los personajes, hasta el punto o momento que el actor llegue a una comulgación verbal, textual, a un contacto de su interior con el texto, con el cuerpo.
Los materiales utilizados proceden siempre del mundo de la poesía, del teatro.

* Estrategia a seguir para quienes buscan la inmersión para alcanzar la serenidad

La misma que la anterior, con una sola diferencia: el despertar del  candidato no es para , una vez transfigurados, ya habiendo alcanzado un nivel de metamorfosis en su interior, tengan que  convencer a otros, actuar ante otros sino que  tengan un despertar lleno de paz, la paz que el arte les proporcionó.

*Estrategia para quienes buscan mejorar sustancialmente su capacidad de exposición verbal pública en cualquier idioma

Es realmente exactamente igual a la primera con un matiz diferenciador:

Así como el actor comulga y se alimenta de personajes del repertorio universal (Macbeth, Ricardo III, Hamlet…), el que busca defender sus argumentos en público, será entrenado como “actor” para construir el personaje que no sabe encontrar y que es el que le define ante los demás… Para encontrar el personaje que nunca encontraría haciendo una búsqueda mimética, imitatoria.

En este caso preciso, los materiales a utilizar por el Maestro serán una combinación que incluirá los que proceden del arte, y los procedentes de la literatura informativa, periodística, política, comercial, o sea , los procedentes del repertorio de la propia vida, de la teatralidad de la vida cotidiana.

La bibliografia de base se reduce a:

EL ACTOR Y LA PALABRA, breviario para actores, de Manuel Ángel Conejero, donde se contiene la bibliografía referencial utilizada en los últimos 30 años de experiencia, y que puede ser consultada online en www.fundacionshakespeare.es.

PROFESOR TUTOR WORD THERAPY: Dr.  Manuel Ángel Conejero Dionis-Bayer

CONTACTO: (+34) 963.830.609
secretaria@fundacionshakespeare.es